28 mar 2012

Capítulo 2: i

Salí del edificio con presura porque me esperaba mi madre (Fabienne, la puntual) con impaciencia. Realmente era una tardona. Mis piernas no daban apenas de sí después de tres largas horas de educación física. Mientras iba bajando las interminables escalinatas sentí que algo se me caía. Me di la vuelta y observé a mi alrededor: era el bolígrafo azul. Me agaché a recogerlo y cuando estaba en cuclillas, apareció al fondo de la avenida. ¿Quién? Él, el de las pesadillas que no me dejaba nunca descansar. Ese que tenía la mirada oscura y fría. El que te traspasaba con esos ojos color miel que tanto me impresionaban y  aterraban a la vez.
Mi cuerpo empezó a temblar de miedo y la vista se me empezó a nublar. ¿Eran imaginaciones mías? Seguramente sí, pero no era posible que estuviese viéndolo con mis propios ojos.
Un pitido me sobresaltó e hizo que mirase hacia la caravana de coches que estaba montando mi madre al estacionar el coche en segunda fila. Me distraje solamente unos instantes y volví a mirar a la avenida. No había nadie. Había desaparecido. No podía creerlo. No, no era posible.
Decidí apartar aquel suceso de mi mente y concentrarme en ir al coche que me esperaba. Bajé los escalones que me quedaban y me adentré en el porche rojo de mi madre.
- Siento la tardanza, se me había caído el bolígrafo.- Le dije medio sonriendo para ver si conseguía convencerla. Realmente era cierto. Le había dicho la verdad a medias.
Mi madre presionó el pedal y nos fuimos de aquel lugar.
Observaba el paisaje ya conocido a través de la ventanilla. Un árbol curvado de treinta grados, esa colmena situada en la esquina derecha de la panadería del señor Webbery, la baldosa rota del paseo... Miles de pequeños detalles grabados en mi memoria que cada día que pasaba por allí salían a la luz. La verdad es que somos animales de costumbre, y en cuanto nos cambian la rutina, parece que el mundo ya no es el que nosotros conocíamos, sino otro extraño, ajeno. Ése fue uno de esos días. Giramos en la cuarta avenida en vez de en la segunda. ¿Dónde iríamos? El sol me dañó los ojos y tuve que entornarlos con brusquedad. Paramos a unos cinco metros y mi madre dio marcha atrás para poder aparcar.
- Mamá, ¿por qué paramos aquí?- Le pregunté con cierta curiosidad. No es que quisiese saber todo lo que hacía mi madre, pero algo se revolvía en mi interior y lo tuve que soltar.
- Tengo que recoger una cosa. Ahora vuelvo.- Me respondió abriendo la puerta del conductor.
Me quedé allí sentada durante algún rato hasta que algo captó mi atención. Notaba una mirada gélida sobre mí. "Oh, no" Pensé. Giré la cabeza hacia la parte de atrás y apareció aquel chico de nuevo. Me sobresalté y mi respiración se empezó a volver agitada. Las manos empezaron a sudarme. Jamás había estado tan cerca de mí ya que normalmente se mantenía a cierta distancia, pero esta vez había sobrepasado los límites. Empecé a morderme el labio cuando unos tiros me hicieron volver la cabeza. Me había quedado inmóvil y no podía creer lo que mis ojos veían. Mi madre estaba agazapada en una esquina de la calle, al lado de la joyería, junto a cinco personas más. Un hombre les apuntaba con un arma. A la izquierda de mi madre había una mujer con sangre en el pecho. Su blusa blanca se tintó de un rojo carmesí y los ojos los tenía desorbitados. Estaba impregnada de sudor frío.
Volví a mirar hacia detrás y aquel chico seguía allí, solo que esta vez dirigió la mirada hacia mi mochila. Lo comprendí al momento. Señalaba mi móvil. Lo cogí a toda prisa y marqué el número 112. Desesperada, les expliqué lo que estaba sucediendo y me prometieron llegar lo más rápido posible. Se oyó otro disparo más. Agaché la cabeza debido al estruendo y empecé a sollozar. Esto me superaba. Jamás había sentido tanto miedo como ahora. Me atrevía mirar por el cristal y aquel momento fue inolvidable y doloroso, como una puñalada a sangre fía sobre mi corazón. Vi a mi madre tendida en el suelo, rodeada por un charco de sangre, que se convulsionaba mientras me miraba con entornados y moribundos ojos. Grité y presioné el mecanismo que abría la puerta, pero éste no cedía. Mi cabeza iba a explotar y mis ojos a padecer sequía durante algunos años. Pronto descubrí el porqué de la avería de la puerta. No se trataba de ninguna avería. Era aquel chico el que me impedía salir a socorrer a mi madre. Lancé maldiciones por lo bajo e intenté relajarme, pero me fue imposible, así que hice todo el esfuerzo que pude y conseguí abrir la puerta. Salí corriendo hacia mi madre sin importarme el señor armado. Pasé junto a él y me arrodillé junto a mi madre. Aquel instante en el que el asesino perdió la concentración fue el que necesitó el joyero para asestarle una patada al individuo. Le hirió y todos se lanzaron sobre él después de quitarle la pistola.
Acaricié el pelo de mi madre y le elevé suavemente la cabeza. Estaba pálida, pero aún respiraba. Tenía un agujero en el pecho del que le manaba abundante sangre. Taponé la herida con mis manos mientras sostenía la cabeza de mi madre sobre mis piernas con delicadeza. Las manos se me llenaron de sangre rápidamente, pero no me importó en absoluto. Solo quería que Fabienne se recuperase. Llegó a mis turbados oídos la sirena de la ambulancia y pronto dos personas me separaron de mi madre para ponerla sobre una camilla. De su mano se precipitó algo. Vi cómo subían a mi madre y a la otra mujer en la ambulancia y le mandé un beso con ayuda de mi mano. Es lo que se conoce como "beso volado". Era el peor día de mi vida.

Avancé unos pasos y tropecé con algo metálico. Lo que se le cayó a mi madre de la mano, seguramente.
Me agaché y lo cogí con torpeza ya que apenas podía ver claro por la cantidad de lágrimas derramadas.
Lo observé sin poder creérmelo: Era un colgante, en forma de hoja con piedrecitas incrustadas en la que se podía leer claramente la letra " i ".


LRA                                                         







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2 comentarios:

  1. Buenobueno, la trama se pone interesante jajaj estoy deseando saber como sigue!!! Eso si, ten cuidado con el estilo, usa solo las palabras necesarias, a veces usas demasiadas.. Tomatelo con calma y no le des demasiadas vuelts!! Por lo dema, me encanta!!!!
    Bueno leeme aqui http://elsusurrodelalma.blogspot.com espeo algun cometario jaja
    BESOS!!!!

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  2. Gracias!! Leí tu blog, y me encanto, pero no m dejo comentarte... respecto a los comentarios, esos consejos que m das, me encantan, pero t agradecería q mejornm los mandases a mi correo,, q allí los veo mejor :-)
    Besos!

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